Por arreglar unas botas, pierde cien pesetas
Diario de avisos. 05-06-1914. Número 4.640
La vecina de Coca, Rufina Torregón, teniendo unas botas inservibles para su uso corriente, decidió emplearlas como caja de caudales, y al efecto depositó en una de ellas un flamante billete de cien pesetas.
Más es el caso que hace unos días, y no recordando que las botas eran su hucha, mandó echar en una medias suelas, sin extraer de ella las cien pesetitas del ala.
Juan Expósito Bernardino, que éste es el nombre del zapatero en cuestión, encontró el billetito, y su patrona propúsole lo repartieran como buenos camaradas, desde el momento en que su dueña no había de ir a recogerle; más ésta, tan pronto notó su distracción, fue a recuperar las cien pesetas.
Ya era tarde; el Juan había salido para Santa María de Nieva a disfrutar con las cincuenta pesetas que le correspondieron en el reparto.
La Guardia Civil tuvo conocimiento de este hecho y al día siguiente consiguió detener al Juan, que aún conservaba veinticinco pesetas, dos pares de calzoncillos y una camisa nueva.