Y por aquí pasó el tren

Maribel Egido Carrasco
Recientemente, pude ver en El Adelantado de Segovia un reportaje referido a la tercera y última fase de la llamada "Vía Verde Valle del Eresma". En él se nos informa de que las obras van a buen ritmo y si los plazos se siguen cumpliendo, este camino natural entre Segovia y Valladolid, estará terminado para septiembre de este año.
La lectura de este reportaje me ha recordado un pequeño
artículo que escribí en julio del 2005, cuando todavía la construcción
de esta Vía Verde era solo un proyecto, acompañando una fotografía
(una de las preferidas de mi colección), que llevaba el sugerente
título de "... Y POR AQUÍ PASÓ EL TREN".
Os acompaño, tanto una como otro, por si queréis hacer memoria.
...Y POR AQUÍ PASÓ EL TREN
Todos sabemos que el TAV significa progreso y que, aún con la
contrapartida de su indudable impacto ambiental, propicia el acercamiento rápido entre
unas regiones y otras, lo que sin duda es positivo y necesario.
Todo eso es cierto, y sin embargo, asistir al desmantelamiento de la vieja
línea Segovia-Medina, nos produce un inevitable sentimiento de nostalgia, algo así
como cuando, hace ya bastantes años, sustituimos nuestro entrañable SEAT-600, por
otro coche más moderno y de mejores prestaciones. Comprendíamos que ganábamos en
el cambio, pero algo se nos iba con aquel pequeño é incómodo coche que había formado
parte, durante tantos años, de nuestra vida.
Las localidades por las que discurría el tren, tenían integradas en su
geografía aquellas estaciones, bastante desangeladas por cierto, y aquellos raíles que se
perdían en la lejanía como un sugerente camino de unión con la capital o con otros
pueblos, en unos tiempos en que viajar por carretera no era fácil.
En aquellas estaciones se despedían los mozos que iban a la “mili”, los
novios con su carga de añoranzas, los hijos o los maridos que partían buscando un
trabajo o un porvenir que el pueblo no les ofrecía, los estudiantes que cursaban sus
estudios en la capital. . . . y recogían en sus pequeños andenes casi todo el trasiego
viajero, que poco a poco se fue trasladando a los coches de línea, convirtiendo el viejo
ferrocarril en algo poco o nada rentable.
La llegada del tren constituía en algunos pueblos casi el único
acontecimiento novedoso del día, y aquel pitido que anunciaba su llegada, tenía en su
peculiar sonido como una alegre nota de recibimiento, que parecía convertirse a su
marcha en más melancólico, como si quisiera tomar un tono de adiós...
En éstos días de julio del 2005, nos llega a través de los medios la
noticia de que 26 pueblos promueven la creación de una “vía verde”, en el antiguo
trazado de la línea Segovia-Medina. Ésta iniciativa, orientada principalmente al
cicloturismo y al senderismo, contemplaría la recuperación de los edificios de las
antiguas estaciones para instalar en ellas equipamientos eco-turísticos para dar servicio
a los usuarios .En el caso de Coca está prevista la recuperación de las riberas del Eresma
y del Voltoya.
El Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), cederá los
terrenos de la antigua línea y el Ministerio de Medio Ambiente financiará el proyecto,
tras la creación de una especie de consorcio entre los municipios afectados que se
encargará de elaborar un proyecto de “vía verde”.
Se trata sin duda de una espléndida noticia desde todos los puntos de
vista, ya que, además de contribuir a fijar población y dotar de infraestructuras turísticas
a todos los municipios que atraviesan las “Vías verdes”, es una magnífica manera de no
perder el recuerdo de algo que formó parte durante muchos años de nuestra cultura y
memoria colectiva