Recordando a Isabel Llorente

A nuestra madre
Carolina Calvo

Fotografía cortesía de la familia Herrero Llorente

"Pequeña luz de tenue resplandor 
Hoy también brillas un poco para mi.
Esta noche he mirado las estrellas
Y, por un instante, he estado flotando 
Con ellas en dulce quietud, recordando tu presencia"

Amable, simpática, graciosa y divertida, protectora y encima poeta. Una persona que no nos dejará nunca pues para nuestra familia siempre será nuestro ejemplo a seguir.
El cáncer es un matón biológico. Siempre buscando pelea. Te ataca por sorpresa. Espera a que el cuerpo se sienta a salvo y fuerte. Sólo entonces, el cáncer hace su aparición y empieza a crecer, puedes esconderte de él, pero no de por vida. 
Sólo hay un modo de ganarle...plantándole cara. 
Ella no lo dudaba, siempre al pie del cañón. Tuvo la suerte de vivir casi veinte años más y no dejó de celebrarlo cada día. Viajaba hasta conocer el último rincón del mundo, disfrutaba de su familia y amigos, aprendiendo que estaba tan viva como nunca. 
La menor de sus hermanos, esposa, madre, abuela, siempre en guardia para luchar contra el siguiente. 

"Y seguía caminando por el quebrajoso camino de sus sueños, apartando las zarzas del camino"

Siempre que hemos estado con ella, hemos sabido y hemos sentido más de lo que sabíamos que sentiríamos antes de verla. 
Siempre me he encontrado, los días siguientes, palabras en los bolsillos de mi cabeza.
Así que creo que lo único que puedo hacer es devolverla más palabras que me escribió...
Gracias por ser como eres.
Gracias por la inmensa sonrisa de tus brillantes ojos.
Gracias por poner a los míos un poco más de luz.
Para todos vosotros que la conocisteis, que leísteis y escuchasteis sus palabras, notaréis en el influjo del viento de Castilla un soplo de su corazón.


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