La ruta más aventurera

Ruta de senderismo Villagonzalo - Bernuy - Telégrafo Óptico

¿Dónde estuvieron en esta ocasión nuestros intrépidos amigos?

El pasado domingo 12 de abril, iniciamos la marcha frente a la laguna de las Eras, muy próxima a la localidad de Villagonzalo de Coca. Fue una ruta de amplias llanuras con los primeros verdores de la primavera y abundantes humedales. Aunque amaneció el día bastante fresco, no tardamos mucho en despojarnos de nuestras chaquetas y abrigos, pues el sol lucía cada vez con más intensidad.
Nuestra primera parada fue en la localidad de Bernuy de Coca, para conocer el interior la iglesia de San Vicente Mártir del siglo XII, de estilo gótico-mudéjar con un interesante retablo barroco, la citada iglesia fue restaurada a principios de los años 90 del pasado siglo. 
Los caminantes conocieron el potro de herrar compuesto por cuatro grandes piedras de granito, a destacar que es el único existente en la Comunidad de Villa y Tierra de Coca.

Avanzamos por caminos en ocasiones serpenteantes y con pendientes no muy pronunciadas. La fauna de la zona pudo ser admirada gracias a nuestros prismáticos, pudimos ver un ejemplar de águila imperial, águila calzada, milano negro, milano real, abutardas, un aguilucho cenizo, y acuáticas como el ánade real, pato cuchara, agujas, cigüeñuelas, focha común...   

Llegamos a una zona poblada de bosque de encinas, entre las que se encuentran unas centenarias bodegas abandonadas. Fue preciso hacer una parada informativa, para advertir a los caminantes del peligro que existe al transitar entre estas bodegas, muchas de ellas en ruinas, con gran cantidad de zarceras, y se corre el riesgo de caer en ellas, a una profundidad de entre 15 y 30 metros. Pudimos entrar en dos de ellas con total seguridad, tal y como atestigua la fotografía que encabeza este post. 


De nuevo iniciamos la marcha entre las citadas encinas terminando junto a los restos de un telégrafo óptico, en el cual se ha instalado un vértice geodésico. Es la altura máxima de la zona (896 m.s.n.m.), y desde ese punto se divisan perfectamente las vertientes del Eresma y el Adaja.
Aproveché para subir a lo alto de la torre contraincendios, para poder fotografiar las impresionantes vistas que podéis admirar en las imágenes que os he adjuntado al final de este post.

Retornamos hacia nuestro punto de origen, por otras sendas, entre tierras de labor y viñas. 
Al llegar a Villagonzalo, Javier y Mª Elena nos invitaron a reponer las fuerzas en una bodeguilla de la localidad, con buen vino y embutidos, fue una grata sorpresa para todos, el mejor broche final de una fantástica jornada con todos los amigos ruteros.

Enlace a las imágenes:
Fotografías de David Rubio

Para los que quieran saber de los telégrafos ópticos, os dejo un enlace que publiqué tiempo atrás, que resume perfectamente cómo eran y que función tenían:



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