Descubriendo nuevas sendas desde la Vía Verde en el Valle del Eresma
Natalia Arana
En Miguel Ibáñez (Segovia 2014): Vistas desde el Camino de los Molinos hacia el Parque de la Virgen del Prado y la Vía Verde Valle del Eresma (ermita y camino en el medio plano). La Peña Pinilla, al fondo.
Fotografía cortesía de Nomon Photos
Hay caminos que se te pegan a las botas. Vuelves una y otra vez porque hay algo en ellos, en lo que comparten contigo, que te conmueve. Y el Camino de los Molinos, amigos, hace mucho que se nos ha pegado a las chirucas. Hermano mellizo del Camino de Remondo, se desvía de aquél a la altura de la Ermita de Prados (Miguel Ibáñez) para regalarnos un motón de sorpresas…
Sobre un lecho ondulante de pizarras y arenas, nos lleva hasta el Molino del Arco (Bernardos), en la ribera del Eresma, atravesando en su último tramo el despoblado de Valverde y la Ermita de Santa Inés (Bernardos). Si uno camina cabizbajo, adivina huellas de animales y, si uno pasea mirando a la lejanía, se queda pasmado con el vuelo de las aves, grandes o pequeñas. Acompañan siempre los trinos, el viento y, con él, el polvo. No os olvidéis el pañuelo.
Cruza de norte a sur el fértil Hoyo Lázaro, flanqueado por los cerros de nuestra comarca –llenos de Historia y de Mística: al Norte por el Cerro del Castillo (Bernardos), al Oeste por el de San Isidro (Domingo García), al Este por el del Tormejón (Armuña) y al Sur por la Peña Pinilla (Pinilla Ambroz). Como en un juego, sus perfiles se asoman y se agachan a lo largo del camino tras el horizonte.
Y más o menos a media distancia entre San Isidro y Tormejón, se esconde una maravillosa laguna, la más grande de nuestra comarca y probablemente también la más hermosa.