Adiós, otoño, adiós
Maribel Egido Carrasco
Solo dos días antes de que el Padre Invierno nos visitara, trayéndonos las primeras nieves y el primer frío, alertada por los vaticinios del satélite Meteosat, quise acercarme de nuevo al Recodo para poder capturar las últimas y preciosas imágenes que este otoño, tan generoso en tardes plácidas y en atardeceres luminosos, ha ofrecido a mi incansable cámara de fotos.
Siempre iguales y siempre diferentes, los álamos, aún vestidos con maravillosos colores, dan escolta al curso del río, contrastando con el verde-pardo de las tierras de labor, y con el verde perenne de los pinos. La tarde, todavía templada, traía de vez en cuando ráfagas de aire más fresco, que anunciaba que el otoño, el maravilloso otoño, iba a dejar paso al menos grato ambiente invernal.
Tras unos pocos días de frío y viento desapacible, quise comprobar los cambios que el mismo paraje había sufrido, y en las fotos podéis ver que las hojas habían desaparecido de los álamos, y los árboles tenían un diferente aspecto, aunque el paisaje conservaba una gran y serena belleza a pesar de que el otoño nos ha dicho adiós hasta el año que viene.