Hacer fotos
Hacer fotografías es una afición que puede proporcionarnos muchas satisfacciones: logra que capturemos la belleza de un paisaje o un monumento, el gesto de una persona, de un momento familiar o amistoso que nos servirá de recuerdo en el futuro, también sirve de testimonio para documentar acontecimientos o sucesos que si no pasarían más desapercibidos, y da cumplimiento a esa célebre frase de “una imagen vale más que mil palabras”.
Pero además tiene otra virtud: almacenar con el pequeño ojo de la cámara panoramas en parajes que nos rodean, y que por distintas circunstancias cambian para siempre, o tardan mucho en volver a tener el mismo aspecto.
Ésta foto está realizada desde el Puente sobre el Eresma, cuando aún la chopera no cubría la Torre de San Nicolás, lo que nos permite contemplarla aupada sobre el oro de los chopos.
Quizá la calidad no sea muy buena, ya que, por entonces aún manejaba mi vieja Polaroid y la definición es inferior a la técnica digital, pero la mezcla entre el dorado de los árboles y el plateado del río, la convierten, a mi juicio, en una hermosa imagen.
Pero además tiene otra virtud: almacenar con el pequeño ojo de la cámara panoramas en parajes que nos rodean, y que por distintas circunstancias cambian para siempre, o tardan mucho en volver a tener el mismo aspecto.
Ésta foto está realizada desde el Puente sobre el Eresma, cuando aún la chopera no cubría la Torre de San Nicolás, lo que nos permite contemplarla aupada sobre el oro de los chopos.
Quizá la calidad no sea muy buena, ya que, por entonces aún manejaba mi vieja Polaroid y la definición es inferior a la técnica digital, pero la mezcla entre el dorado de los árboles y el plateado del río, la convierten, a mi juicio, en una hermosa imagen.