Los perros suicidas
¿Perros suicidándose? pero, ¿qué clase de locura es ésta?
La viñeta puede parecer más o menos graciosa, y es cierto, unos cuantos canes han acabado en el fondo del foso del castillo. Las historias que me han contado los guías suelen tener un denominador común.
Os cuento; algunos visitantes vienen acompañados con su perro, que habitualmente suele ir atado con correa. Quizá piensen en descansar un momento, sentados sobre la hierba mientras contemplan nuestra maravillosa fortaleza, mientras también, se toman algún refresco o saborean el delicioso helado de chocolate, al tiempo que sueltan al animal para que corra un poco y se airee... el chucho sale disparado como un cohete, da un par de vueltas, se dirige peligrosamente hacia la barandilla que circunda el foso, da un salto y... ¡¡ops!!. De inmediato se dirigen al interior del castillo para pedir a los guías que bajen para recuperar el animal.
La preocupación en estos casos es averiguar si ha sufrido algún daño, cosa que de momento y por suerte, no ha sucedido.
¿Por qué sale ileso el animal?, muy fácil, no es caída libre al vacio, ya que la pared de la contraescarpa del foso se muestra alamborada (digamos de forma más coloquial, inclinada), es por lo que el animal (o la persona si también se cayese) baja rodando ligeramente, por lo que dicha caída no es tan brusca, lo más que puede pasar es que acabe con algunos rasguños, o en el peor de los casos, con alguna extremidad rota.
Una norma lógica es, llevar siempre atado al perro cuando nos aproximemos al castillo, (de hecho es obligatorio) sobre todo si es inquieto y es la primera vez que lo llevamos a esta zona, por lo tanto, el dueño ha de hacerse responsable en todo momento del animal, que el pobre no tiene la culpa de nada.
Los perros no son los suicidas, sino la actitud de algunas personas.
Han caído cámaras de vídeo, de fotos, botellas, balones, celulares... e incluso personas, pero afortunadamente no ha habido que lamentar desgracias personales. Cuidado con los niños de corta edad ¿eh?.
Os cuento; algunos visitantes vienen acompañados con su perro, que habitualmente suele ir atado con correa. Quizá piensen en descansar un momento, sentados sobre la hierba mientras contemplan nuestra maravillosa fortaleza, mientras también, se toman algún refresco o saborean el delicioso helado de chocolate, al tiempo que sueltan al animal para que corra un poco y se airee... el chucho sale disparado como un cohete, da un par de vueltas, se dirige peligrosamente hacia la barandilla que circunda el foso, da un salto y... ¡¡ops!!. De inmediato se dirigen al interior del castillo para pedir a los guías que bajen para recuperar el animal.
La preocupación en estos casos es averiguar si ha sufrido algún daño, cosa que de momento y por suerte, no ha sucedido.
¿Por qué sale ileso el animal?, muy fácil, no es caída libre al vacio, ya que la pared de la contraescarpa del foso se muestra alamborada (digamos de forma más coloquial, inclinada), es por lo que el animal (o la persona si también se cayese) baja rodando ligeramente, por lo que dicha caída no es tan brusca, lo más que puede pasar es que acabe con algunos rasguños, o en el peor de los casos, con alguna extremidad rota.
Una norma lógica es, llevar siempre atado al perro cuando nos aproximemos al castillo, (de hecho es obligatorio) sobre todo si es inquieto y es la primera vez que lo llevamos a esta zona, por lo tanto, el dueño ha de hacerse responsable en todo momento del animal, que el pobre no tiene la culpa de nada.
Los perros no son los suicidas, sino la actitud de algunas personas.
Han caído cámaras de vídeo, de fotos, botellas, balones, celulares... e incluso personas, pero afortunadamente no ha habido que lamentar desgracias personales. Cuidado con los niños de corta edad ¿eh?.