Thaumetopoea pityocampa (procesionaria del pino)

Su nombre común deriva de un comportamiento característico de esta especie, pues se desplazan en grupo de forma alineada, como si de una procesión se tratase. Hablamos de la plaga más importante de los pinares de toda la península Ibérica y Baleares. Durante el verano aparecen las mariposas de procesionaria cuya vida muy corta (de 1 a 2 días), la dedica a aparearse, inmediatamente las hembras ponen los huevos en las acículas del pino formando un cilindro de color pajizo. Las orugas nacerán a los 30 días después de la puesta. Estas tejerán los bolsones de seda en lugares más soleados para soportar el rigor del invierno en los cuales vivirán en comunidad. Durante las estaciones del otoño e invierno las larvas crecerán alimentándose de las acículas de los pinos, normalmente de noche. En sus diferentes estadios de larva a oruga, realiza 4 mudas (5 estadios), a partir de su segunda muda comienza su tercer estadio larvario en el que se forman los dardos urticantes. En febrero, completa su fase larvaria (5º estadio). Es en este momento cuando bajan de los pinos en procesión para buscar un lugar adecuado donde enterrarse. Encabeza la procesión una hembra que lanza un hilo de seda por el que se guía el resto de las orugas. Cuando hallan un terreno óptimo, las orugas se entierran y crisalidan dentro de un capullo. De las crisálidas surgen en verano las nuevas mariposas que se aparearán dando comienzo a un nuevo ciclo.

Los tricomas urticantes vistos al microscopio

Poseen un mecanismo curioso y eficaz para defenderse de sus depredadores, cada oruga tiene en su cuerpo una serie de estructuras que se asemejan a los dardos o flechas con un modesto veneno llamados tricomas, son 500.000 los que posee por todo su cuerpo (no debéis confundirlos con sus pelos) pues son de un tamaño muy inferior (entre 100 y 200 micras), se desprenden de su cuerpo con una facilidad asombrosa, clavándose en la piel de la persona que la toca, pero también en aquella persona que en presencia de viento, se aproxime a ellas o a su nido. Los dos extremos de los tricomas están afilados, y una de las puntas tiene a su vez unas pequeñas púas colocadas de tal forma que una vez situadas en la víctima, con el movimiento de esta, se clava más profundamente dificultando su extracción. Ahora se sumará el efecto del veneno que cubre al dardo, provocando la infección de la herida. Las orugas pasan prácticamente la vida en el árbol, por lo tanto las agresiones se producen con más frecuencia cuando bajan para enterrarse (esto sucede al principio de la primavera). Advertidos estáis, no os acerquéis nunca a un pino con bolsones de procesionaria y tampoco a ellas cuando las veáis por el suelo, además, esta especie es muy peligrosa para los perros.

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