Conexiones territoriales del pasado

Adolfo Rodríguez Arranz
Aspecto actual del camino de bajada al Vado de Villeguillo

Cuando pensamos en el territorio que nos rodea tendemos a pensar que este es invariable, permanente y que ha existido tal cual lo conocemos desde épocas remotas, así que calculamos que nuestras relaciones con él no han sufrido variación desde mucho tiempo atrás. Nada más lejos de la realidad. Vamos a fijarnos en algo que tenemos muy cerca pero que seguramente es bastante desconocido para muchos de nosotros. Me refiero a los vados que existen en los ríos Eresma y Voltoya y su importancia histórica.

Puede no ser necesario pero vamos a recordar que un vado es aquella zona poco profunda de un río por el que, por su fondo firme y llano, se puede pasar bien andando, cabalgando o en un vehículo. Pensemos primero en el río Eresma. Los vados que tiene en el término de Coca son el Vado de Villeguillo, el Vado de Palomares, el Vado del Hontanar y el de Retuerta. En el Voltoya tenemos El Vado (en el actual Puente de Madera), El Vado de la Orgatilla y el Vado de Ramirón. Pues bien, en el pasado fueron elementos esenciales para la comunicación y el transporte de mercancías entre uno y otro lado de los ríos. Y esto exige una explicación. La única población de la Comunidad que queda en la misma margen del Pinar Viejo, respecto al río Eresma, es Navas de Oro, por ello llegar al pinar desde el resto de poblaciones exige necesariamente atravesar este río buscando el camino más corto. Y no es algo baladí porque los pinares eran un recurso económico de primer orden: la leña, los pastos, la resina, la madera, el carbón, la pez, las piñas y piñotes, la ramera y el barrujo, las roñas, la caza... constituían la base de la economía de la comarca hasta el siglo XIX y buena parte del XX. Además, por el Pinar Viejo se producía un fructífero intercambio de mercancías entre los pueblos limítrofes como las tejas, ladrillos y baldosas de los tejares de Coca, la madera de Nava, pero también desde otros más alejados como los paños de Bernardos, la cal de Pedrajas, el yeso de Íscar o de Alcazarén...

Todo este trasiego de productos pasaba desde hace cientos de años por los vados de los ríos y prueba de ello es que estos  son atravesados por múltiples caminos que enlazan las poblaciones de ambas márgenes. Con solo un ejemplo se entenderá: al Vado de Villeguillo llegan caminos desde Fuente el Olmo, Villaverde, Villeguillo, Coca y Navas de Oro. A partir de estas poblaciones se accedía a la zona de El Carracillo y a Cuéllar, a Pedrajas e Íscar, a Olmedo, a Bernardos, a Carbonero... 

El mismo análisis se puede hacer para el resto de los vados del Eresma, también para los del Voltoya, para llegar a concluir que, a pesar de la profundidad de los cauces de los ríos, estos nunca fueron obstáculo para permitir el tránsito de personas y mercancías entre las poblaciones de uno y otro lado formando un entramado de comunicaciones que hoy ha desaparecido. 


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