Agapito Marazuela

Luis Sanz Rodríguez "Piffa"

Decía Agapito "Si uno valiera algo, que lo digan los demás", y precisamente eso es lo que vamos a hacer con este artículo. Poner en valor al músico, al maestro, al folklorista, pero sobre todo al hombre íntegro gracias al cuál hoy en día, podemos disfrutar de algunas de las más hermosas piezas castellanas.
Perdió la vista de un ojo y parte del otro debido a la meningitis, pero tenía un excelente oído y una memoria prodigiosa. Aprendió a tocar la dulzaina de Angel Velasco, el más grande dulzainero que jamás ha habido, y que recordamos estuvo tocando en Coca en las Fiestas de 1903.

Agapito Marazuela (fuente de la imagen: españaescultura.es)

Comprometido con su tierra se afilió al Partido Comunista, y como no podía coger el fusil por problemas de visión, sirvió de oficinista en los años de la guerra. Era muy serio pero con un gran sentido del humor, cuentan que cuando le preguntaban por su talla, el respondía: "Uno seiscientos", para camuflar genialmente el escaso uno sesenta que medía.

Cuando llegó a Coca, a finales de los años veinte, estuvo en casa de una señora de 94 años, que llevaba ciega en la cama 4 años. Le acompañaba Benito Filemón, amigo suyo y que copiaba la música que el dictaba, pues él apenas veía. Entró a la casa la hija diciendo:
"Madre, aquí vienen estos señores, que dicen que les cante usted aquello que cantaba padre..."
Y la pobre mujer, que apenas se la oía, comenzó a tararear:

"Para ser carpintero de fama,
es preciso ser buen bebedor,
con el agua no corta la sierra,
con el vino lo corta mejor..."

Pregonaba la dignidad del músico en el mundo rural y poseía un gran sentido de la responsabilidad (llegó a pedir el retraso de una de sus salidas de la cárcel para poder dar el recital prometido a sus compañeros), fue recorriendo la mayoría de los pueblos de Segovia, Avila y Valladolid, solicitando a los aldeanos que les cantaran romances, coplas y canciones. Un total de 337 piezas de nuestro folklore recogió en su Cancionero, premiado con el Premio de Folklore de España en 1932, pero por la censura franquista no fue publicado hasta 1964 con el título de "Cancionero Segoviano".
A raíz de esta publicación, se suceden los homenajes y reconocimientos de los mejores artistas del panorama nacional: Víctor Manuel, Manolo Sanlúcar, Amancio Prada, Luis Pastor, María del Mar Bonet y tantos otros...

"No he hecho más que cumplir como segoviano, castellano y músico. Tengo la pena de no poder hacer más cosas" dijo en 1978 cuando la Diputación le entrega su medalla de Oro.


Marazuela, segoviano único e irrepetible, debe ser obligada referencia en todas las fiestas y celebraciones de Castilla, por su aportación a la conservación de nuestro folklore popular.

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